miércoles, 12 de noviembre de 2014

Alguna vez soñé que quería ser libre como paloma, que nadie retenía mis pensamientos para analizarlos a priori; pero ahora deseo las ataduras dejando huellas en mi piel, luciendo los colores del arco iris, tatuando cada célula con el cuero, el metal o la seda.
Veo que mis entrañas no reaccionan como había pensado toda mi vida y ahora te pido que cambies por mi, aunque no sea lo correcto; pero no sé si realmente es eso o solo quiero cambiar yo. No sé si quiero alzar el vuelo para acabar en otra jaula, mucho más aterradora que la tuya, aunque a mi no me de miedo nada de eso.

Quiero saber qué es bueno y qué es malo, aunque muchos no compartan mi categorización dentro de cada etiqueta. No quiero cerrar los ojos sino que me los cierres, no quiero flores de vainilla, por mucho que huelan bien. Solo quiero sexo al ritmo de Rammstein, quiero sentir cada rasgueo en la piel a medida que la muerdes, pidiendo que me quede muy quieta, sonriéndole a mi oído que todo vale, que lo malo realmente es bueno y que lo bueno no siempre tiene porqué serlo. Quiero que la última trilogía de mierda convertida en Best-Seller esté basada en mi vida, quiero saber porqué siempre escribo cuando tengo dudas en lugar de hablar con la gente, quizás porque con las palabras no tengo que discutir, simplemente escuchan a medida que las escribo en un papel.

Pero sobre todo quiero saber si esto solo son divagaciones o una declaración de intenciones.

miércoles, 18 de junio de 2014

Voy a recorrer cada centímetro de tu piel con mi nariz y no con mis dedos, para seguir su rastro con besos y lametones, con mordiscos y sonrisas. Con suspiros.
Nos vamos a dar un paseo por el campo, para que me mires al culo mientras camino y no puedas aguantarte las ganas de levantarme la falda para saludar a mis muslos.
Vamos a enseñarle a las flores cómo se hace el amor y cómo suena el sexo.
Vas a recordar porqué te enamoraste de eso de ponerme de rodillas y de porqué empezaste a llamarme
Amor.

domingo, 8 de diciembre de 2013

Estoy releyendo mis entradas de una forma muy superficial y me doy cuenta de que no me gustan en absoluto la mayoría de ellas. No sé en qué estaría pensando en el momento en el que las publiqué, o a lo mejor es que he cambiado pero parecía una niña perdida... Sigo sin tener idea sobre el camino correcto, pero al menos no me he desvanecido...


O eso creo. 

miércoles, 27 de noviembre de 2013

#Relatos de guerra#

Mi soldado, mi dulce y ausente soldado. El último recurso que me queda es que leas estas líneas, la esperanza de que hayas ganado la guerra y no hayas sucumbido por ahí. [Sueño que sigues esperando alguna de mis cartas].

La última vez que estuvimos juntos me tenías atada y dispuesta a que me hicieras todo y más, ansiando que me tomaras de mil y una maneras. 

Esas formas de sexo tan nuestras, tan propias. Los mordiscos. Las caricias. Los  sueños de volver a ti, que me necesites y requieras en tu cama. Todas las madrugadas sin dormir, enredada en tus brazos, en tus sábanas, en ti. Esos domingos en la cama desayunándonos el uno al otro. Las insinuaciones cuando salíamos de fiesta. Todas y cada una de esas miradas que me queman por dentro. Cada "buenos días" que me enviabas. 

Probablemente haya perdido la práctica para escribirte, la desesperanza tiene esos efectos, pero vuelvo a intentarlo, intentando encender la llama que no has alimentado desde hace bastante tiempo. 

Nunca supe realmente porqué te fuiste al frente, dejándome sin ti de esa forma tan cruel, pero sigo teniendo tu foto, en el mismo lugar de siempre y recordando la promesa que me hiciste cumplir. 

Oh, mi querido soldado, te echo tanto en falta. Y a todas las aventuras que vivimos, las conversaciones. Te transformaste en el fruto más prohibido y pecaminoso de todos, y me convertiste en el objetivo de Dios, me hiciste llegar hasta él. Y luego caí. 

Te convertiste en un ente fantasma, en un fantasma sin sombra, en una sombra con muchísimos recuerdos. 

Ojalá vuelvas, empecemos de nuevo, volver a empezar y que me muerdas, me hagas, me sientas, me enseñes, me prohibas, me permitas, me digas, me soples, luches contra mi buscando poder, me mantengas firme, me aprietes contra ti, me cuentes cada una de tus batallas, me sueñes. 

Ojalá vuelvas. Y logres que yo vuelva a sangrar de amor. 

lunes, 13 de agosto de 2012

Y sigue quemando.

Todo el mundo está pendiente de los incendios que estos días están convirtiendo en cenizas las Islas Canarias. El caso que preocupa, especialmente, es el de La Gomera, una de las más pequeñas y la que más ha ardido este verano.

Quien haya estado pendiente de los comunicados de los dirigentes de la extinción, podrá haber escuchado que la dificultad para conseguir el control es el difícil acceso a las zonas activas, pero también han dejado caer, como quien no quiere la cosa, que los culpables son los campesinos que no han limpiado los rastrojos de sus fincas o de las zonas asiduas a las mismas. Lo que nadie nombra es que algunos de esos campesinos, que no saben si algo de su propiedad sigue en pie, no han podido limpiar sus huertas debido a las pegas que pone el Cabildo, el ayuntamiento o el Gobierno para dar el permiso de quema, o cualquier otra forma de acabar con las malas hierbas.

Pero no solo eso, cualquiera que suela pasar por las zonas de monte, y pondré como ejemplo el monte de las Mercedes, en Tenerife; habrá observado desde la carretera o desde los caminos que el monte, por muy verde que pueda estar, tiene troncos caídos, ramas sueltas y plantas secas que permiten que, en caso de incendio, las llamas se propaguen de una manera mucho más rápida; eso se debe al profundo conservacionismo que dictan las leyes. Se pueden conservar los bosques de manera que no queden en tan mal estado, todos esos troncos que solo sirven para alimentar a las llamas podrían ser retirados por vecinos de la zona que los necesiten, o ponerlos en las zonas de recreo para los braseros, antiguamente todo eso era recogido para hacer carbón, ahora se ponen multas por coger piñas caídas de los pinos con tu hijo para decorar tu cada o hacer manualidades.

Esta es la causa, la verdadera causa, por la que los incendios se descontrolan últimamente, toda esa leña seca que sólo espera ser pasto de las llamas.
Desde hace unos años se habla de reciclar nuestra basura, de dar ejemplo a los más pequeños, pero los encargados de la naturaleza no se molestan en reciclar toda esa manera.

Eso por no hablar de los ineptos que ostentan el cargo de autoridad, y hablo de Casimiro Curbelo, presidente del Cabildo de La Gomera; un hombre, que hace unos meses salió en los telediarios por un suceso en un local de putas debido a su borrachera,sigue al mando de una isla que, gracias a su estupidez y "autosuficiencia", sigue ardiendo tras casi dos semanas de incendios.
Me permito recordar que la primera fase de este incendio comenzó casi a la vez que el de La Palma, al tiempo que el Cabildo de la isla bonita demandó ayuda del Gobierno, el de La Gomera declaraba a los medios que eran autosuficientes para luchar contra el fuego. Ahora queda clara la eficacia de sus decisiones, señor Curbelo.
Pero todavía hay más, porque, cuando estaba estabilizado, en lugar de aprovechar los hidroaviones prestados para refrescar las zonas y controlar el incendio, bajó la categoría a nivel 1, privando a sus efectivos de más ayuda que la de sus fuerzas para acceder a las zonas más difíciles. Así, de inútil es el representante de la isla redonda, y me atrevo a suponer que los chistes que en Canarias se suelen hacer sobre los gomeros en lugar de los leperos, estén inspirados en este personaje.
Por favor, Casimiro, ya el archipiélago se ha dado cuenta de que eres gilipollas, espero que no tengas que cagarla una tercera vez para que dimitas.

miércoles, 6 de junio de 2012

Fear of the dark.

Veo inútil luchar por una mundo perdido, donde ni se pierde ni se gana nada. Veo inútil sonreír cuando ves que nadie se preocupa realmente por algo. Veo inútil sonreír cuando vivo en un estado inexistente, en una mirada vacía, en un suspiro de pesadumbre, en una causa perdida. Cada vez le veo menos sentido a seguir luchando por un futuro que no sé si llegará. Cada vez veo menos.

Una vez llegué a tener ilusión en algo, ahora no recuerdo ni su significado, no logro alcanzar en mi alma un atisbo de ella, no logro a encontrar a esa Yo risueña y alegre de antaño. Me han arrancado tantas cosas de cuajo que no me queda nada para vender en el mercado negro, nada llega a ser relevante, ni una sonrisa suya ni la esperanza de que todo cambie. Ahora, más que nunca deseo ser una burbuja lanzada desde el pompero de un niño, ser frágil, invisible, preciosa... Ser estrellarme en la mano de un niño o desintegrarme en el aire. Perderme de vista por un momento para pensarme, para preguntarme en el vacío si realmente soy algo, alguien. Ya no me valen las excusas, quiero dejar de ser, de sentir; pero soy tan cobarde que no me atrevo, me da miedo, me dan pena las personas que dejaría.

Quiero despertar y acostarme sin ganas de vomitar, de gritar a todos que son unos mierdas, de perder el tiempo en cosas sin sentido (si es que hay algo que lo tenga).

Quiero encontrar de nuevo alguna luz que me coja de la mano y me demuestre que todo lo perdido no era realmente importante, que me pegue una paliza, que me haga llorar.

Necesito volver a vivir.

viernes, 25 de mayo de 2012

Pequeño trayecto en coche.

Cabeza pegada a la ventana. Mano aguantando mi cara. Observo los colores fluyendo. Las hojas caídas de los árboles mimetizadas con la tierra del suelo. Todo parece sacado de una película. Juego a pensar que son vidas abandonadas por Dios. Me río. Las comparo. Veo lo insignificantes que son. Vuelvo a reír. ¿Por qué le dan tanta importancia? Vuelvo a pensar. Ahora estoy en una canción. Un videoclip. Una película. No lo sé. Huelo a nostalgia. Tristeza. Aroma a soledad. Respiro. Me sonrojo. Recuerdo tus caricias y me rompo. Noto el frío del cristal. Mi vaho plasmado en él. Se convierten en uno. Se confunden con la niebla. Terror. ¿Tim Burton y sus películas? Me habrán raptado. La música hace más llevadero todo esto. Árboles. Naturaleza. Equilibrio. Sueño que soy una niña. Una pequeña bruja con rama por escoba. Dibujo símbolos en el suelo. Pienso que son hechizos. Recuerdo que son garabatos. Vuelvo a mí. Descubro la verdad. Más frío. Rocas. Asfalto. Todo gris y verde y marrón. Quizás algo de blanco. Pinceladas confusas. Una tubería rural que transporta no sé qué a no sé donde. Incertidumbre. Noche. Nubes. Todo oscuro. Todo yo. El coche acelera. Se confunden más los elementos. Ruedas. Frenadas. ¿Gritos? Estruendo. Dolor. Frío y calor. Adiós. Vacío. Nunca. Siempre.