viernes, 25 de mayo de 2012

Cuando ese momento llegue.

Una tras otra se van clavando las agujas en mi piel, millones, para recordarme porqué te quiero, porqué te quise y porqué te querré. Ese caluroso infierno que es tu cuerpo contra el mío, que me transmitía el más sincero de los placeres, el más lujurioso de los amores y la más mentirosa verdad. Esa que me hizo enamorarme de ti de una forma incondicional y que ahora me ha tirado a no sé donde, cual escupitajo fuere, olvidando mi procedencia y mi devenir, sin saber qué hacer conmigo, sin esa vida que me robaste, sin sentir ni padecer absolutamente nada.... Nada... Eso es lo que soy ahora, no me siento, no me noto, no me escribo ni me acuerdo de mi. No existo en otro lugar que no sea tu cama, ese bendito infierno del que algún día intentaré escapar, cuando me canse de ser durante media, quizá una, hora. Cuando tus brazos centinelas se despisten y me dejen morir en paz, cuando desee mirar más allá de este oscuro y vacío mundo compuesto solo por nosotros. Y cuando ese momento llegue no tomaré ninguna decisión, me quedaré muda, sorda, ciega y muerta; no querré ir a ningún lado sin tu olor, sin esos momentos que me mantienen en pie... No querré ir a ese presunto cielo de dudosa existencia. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario